Abordando el clasismo en el movimiento ambiental

La opresión y explotación están institucionalizadas en nuestras sociedades. El clasismo juega un papel fundamental en todas las opresiones. Definimos el clasismo como el maltrato sistemático de la inmensa mayoría de la gente del mundo (clase pobre/trabajadora) por una pequeña minoría de la gente del mundo (la clase poseedora/en el poder). Este sistema permite que la clase poseedora acumule gran riqueza del trabajo de la clase trabajadora del mundo y recursos extraídos de la tierra. Algunos estudios estiman que el 1% mas rico de la población adulta son dueños del 40% de los activos mundiales, y que el 10% de los más ricos son dueños del 85% de dichos activos. La mitad más pobre de la población adulta del mundo es dueña de 1% de la riqueza mundial. Las clases poseedoras/en el poder controlan los recursos y toman decisiones que les favorecen económicamente y perpetúan el capitalismo.

Este mismo sistema se aplica a todas las naciones mundiales. Algunos países dominan sobre la gran mayoría de países mas pobres y acumulan riquezas a costa de la inmensa mayoría de la población mundial –es decir el clasismo a nivel internacional.

El clasismo, manifestado en el capitalismo, es la raíz de la degradación ambiental: las ganancias y la avaricia son perseguidas sin importar el costo sobre la tierra ni sus habitantes. Industrias de extracción han hecho gran daño a la tierra y a los trabajadores de estas industrias por falta de medidas que (1) protejan el bienestar de trabajadores y aquellos que viven cerca, (2) minimicen la contaminación por procesos extractivos y industriales, (3) restauren la tierra después de la extracción, y (4) paren operaciones cuando se revelen consecuencias peligrosas. En lugar de eso las industrias, a fin de maximizar sus ganancias, esconden información sobre prácticas peligrosas y pelean contra los esfuerzos para hacerlos responsabilizarse de sus acciones. 

El capitalismo también promueve ciertos supuestos que han llevado a la destrucción ambiental. Entre estos están (1) que el crecimiento económico es esencial, (2) que el capitalismo es el mejor y único sistema posible, (3) que todos los problemas, incluida la crisis medioambiental se pueden resolver creando “soluciones” lucrativas que rindan ganancias para las corporaciones y para las clases gobernantes. Estos supuestos son aceptados de manera inconsciente por estar arraigados en muchas culturas. Cuestionar estos supuestos es una parte importante del trabajo que asumimos. 

Intentos anteriores de naciones o gente para organizar un sistema económico fuera del modelo capitalista han sido severamente atacados o corrompidos por el clasismo desde adentro. Economías actuales que rechazan el capitalismo son fuertemente desacreditadas y socavadas por la sociedad de la clase dominante.

Como resultado, no hay un entendimiento amplio de la opresión de clase. Esta ausencia ha dejado nuestras sociedades vulnerables a la división mediante otras opresiones tal como el racismo, el antisemitismo, el sexismo, etcétera. En vez de culpar al sistema, la gente se culpa así misma o entre sí por la disfunción generalizada y las inequidades. Frecuentemente otras clases oprimidas (y en algunas ocasiones también grupos progresistas) culpan a la clase trabajadora de ser un obstáculo para terminar con el sistema injusto.

La gente indígena que trata de vivir fuera de un modelo basado en clases, o capitalista, son el blanco de políticas genocidas que les quita la soberanía y socava sus esfuerzos de vivir sustentablemente en una sociedad sin clases.

Otro efecto del clasismo es que las perspectivas de la gente proveniente de comunidades pobres y clase trabajadora generalmente han sido marginadas o excluidas en el movimiento general ambiental en las naciones dominantes globales. Al mismo tiempo, gente de la clase media y poseedora/en el poder gozan de excesiva representación en el liderazgo. El movimiento ambiental históricamente ha dado prioridad a ciertos temas (tales como las especies y la conservación de tierras) en servicio propio de los intereses de la clase poseedora. Estos temas pueden ser percibidos como ajenos en las vidas de quienes luchan para cubrir sus necesidades básicas, tales como la vivienda, comida y cuidado de la salud. Este clasismo no cuestionado ha resultado en un movimiento que no da la bienvenida a quien no tiene acceso al poder, privilegio o recursos materiales. Clases y naciones mas ricas expresan actitudes de tener derechos, privilegio y superioridad moral. Este condicionamiento frecuentemente atrae una repuesta reaccionaria de aquellos con menos riquezas y seguridad económica, particularmente si han sido el blanco de la explotación que caracteriza el sistema de clase.

La superación de las angustias de la opresión de clase no es un trabajo rápido ni fácil. Las divisiones entre las clases es profunda. Tenemos que abrirnos a superar las angustias nuestras que promueven estas divisiones y que nos separan unas personas de otras. Es necesario hacer esto para crear un movimiento unido. A veces nos resistimos al trabajo emocional. Podemos pensar que no hay suficiente tiempo. O sentimos que hemos podido ser exitosos en la vida solamente no enseñando a nadie lo mucho que hemos sido heridas o heridos. Podemos sentir vergüenza por los sentimientos que tenemos. Quizás hemos sobrevivido mediante la insensibilización de nuestras emociones al daño que cargamos, y asumimos que nunca nos vamos a liberar de esos sentimientos. Podemos sentir que es insoportable mirar y sentir esos sentimientos otra vez. Posiblemente esto sea debido a que no hemos tenido una oportunidad para hablar de nuestras historias o no nos han tratado bien cuando hemos tratado de contarlas. Podemos liberarnos de los sentimientos de superioridad, de tener derechos, aislamiento, miedo, ignorancia, humillación, persecución, rabia, indignación, impotencia y desprecio que son instaladas en cada una y uno de nosotros sin importar nuestra clase de origen.

En “Compromiso con todas las formas de vida” hemos aprendido que podemos superar las formas en que hemos sido lastimadas y lastimados por el clasismo y el clasismo interiorizado (los mensajes negativos sobre nosotras, nosotros y el mundo que hemos interiorizado y por lo cual actuamos como si éstos fueran precisos). Este trabajo de superación nos permite pensar cómo el clasismo se lleva acabo dentro del movimiento ambiental y la sociedad en general y cómo puede ser abordado de forma efectiva. También aprendemos de manera mas profunda cómo el capitalismo nos ha dañado a todas y todos. Recobrarse de los efectos del clasismo no es un sustituto de tomar acciones para reemplazar el capitalismo, sino una parte vital del trabajo para acabar con el clasismo y capitalismo. 

Liberándonos de los sentimientos angustiosos mediante una red de apoyo, podemos permanecer comprometidas y comprometidos, unidos, con esperanza y tratándonos con consideración. Esto fortalece el crecimiento de nuestros movimientos.

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