Expresando nuestro dolor por la emergencia climática
El cambio climático ha causado graves daños a la Tierra y a todos los seres vivos. A medida que nos hacemos más y más conscientes de este daño y de la inadecuada respuesta humana al mismo, acumulamos una serie de sentimientos. Podemos sentir desánimo por la limitada respuesta de nuestros gobiernos nacionales ante la magnitud del cambio climático. Podemos sentir impotencia y agotamiento porque la gran mayoría de la gente parece desinformada o incluso despreocupada por la crisis climática. Podemos sentirnos abrumadas y abrumados por los sombríos informes científicos – por ejemplo, sobre el rápido derretimiento del hielo – y por las noticias de eventos climáticos catastróficos. Muchas personas jóvenes están perdiendo la esperanza en su futuro y se preguntan si tiene sentido formar familias y traer bebés a un mundo al borde del desastre. Muchas de nosotras y nosotros sentimos rabia, desesperación y profundo dolor.
Darse cuenta de los sentimientos
Las y los expertos están notando cómo la creciente visibilidad del cambio climático afecta a la salud mental. Se le llama “dolor climático”: depresión, ansiedad y luto por el cambio climático. La Asociación Americana de Psicología publicó un informe en 2017 sobre el trauma emocional del cambio climático. El informe dice que más personas están sintiendo “una serie de emociones diferentes, incluyendo miedo, ira, sentimientos de impotencia o agotamiento”. Joëlle Gergis, científica australiana galardonada, describe la “rabia volcánica” que experimenta ante el cambio climático. Dice: “…me sorprendo a mí misma llorando inesperadamente… lo que aflora es pura pena”. Gergis reconoce que necesita “descongelar las partes emocionalmente congeladas” de sí misma para abordar eficazmente el cambio climático.
Consecuencias de no sanar el daño emocional
Los sentimientos no liberados y reprimidos pueden dañar a los seres humanos de muchas maneras. El dolor, el miedo y la frustración sin curar tienden a interrumpir nuestra iniciativa y a empañar nuestra esperanza para el futuro. Los sentimientos dolorosos no liberados pueden drenar nuestra energía e interferir con nuestra capacidad de llevar nuestra inteligencia completa al mundo que nos rodea. El daño emocional interfiere con el pensar bien sobre lo que se debe hacer y actuar de manera apropiada y eficaz -en este caso, para terminar con la degradación ambiental.
Frecuentemente tratamos de ignorar tales sentimientos tratándolos como algo sin trascendencia y algo que se puede hacer a un lado, hacemos como si no nos importaran. Pero hacer esto puede dejarnos desanimados y desesperados. A menos que sanemos el daño emocional, puede ser difícil mantenerse motivado. Puede ser difícil mantenerse enfocado en mitigar la emergencia climática.
Algunas personas intentan utilizar su dolor y su rabia para alimentar su trabajo sobre el cambio climático. Esto es similar a usar combustible de avión en un coche de gasolina. Habrá fallas de encendido, un motor humeante y eventualmente el motor se quemará. Se necesitarán reparaciones mayores para ponerlo en marcha de nuevo.
Necesitamos oportunidades para llorar abiertamente por el daño que se le está haciendo a la Tierra. Hacer esto puede liberar una enorme energía y liberar nuestro pensamiento. Sanar el dolor debido a la emergencia climática puede darnos la energía y la ambición que necesitamos para responder adecuadamente a la misma.
Sanando el dolor del clima
Todavía es posible limitar los efectos del catastrófico cambio climático causado por los seres humanos y restaurar el ambiente. La mayoría queremos hacer una gran diferencia. Queremos detener la marea de devastación causada por el cambio climático. Queremos prevenir daños adicionales y revertir todos los impactos ya existentes que podamos. Los científicos quieren alertar a la comunidad científica e informar al público. Los activistas quieren involucrar a un número creciente de personas en el movimiento para abordar el cambio climático. Las personas jóvenes quieren recuperar la esperanza y la confianza en su futuro. Las y los educadores quieren desarrollar mejores estrategias para enseñar sobre la crisis climática. Todas y todos nosotros queremos aumentar nuestra capacidad para abordar eficazmente el cambio climático.
Al mismo tiempo, los sentimientos de rabia, miedo y dolor han interferido con nuestro pensamiento sobre lo que se puede hacer. Nos gustaría organizarnos a nosotras y nosotros mismos y a las personas que nos rodean para hacer los cambios necesarios. Pero hacer esto es más difícil enfrentando el dolor por la emergencia climática sin curar. Científicos, laicos, personas de todos los estratos sociales y de todas las capas de la sociedad, todas, necesitamos “desentumecernos” a medida que nos enfrentamos a las devastadoras noticias sobre los daños causados por el cambio climático. Necesitamos “descongelar” los sentimientos que surgen y liberarlos. Sólo entonces podremos responder de la manera más adecuada y eficaz a la emergencia climática.
Cómo lo hacemos
Tenemos algunas herramientas que han sido eficaces en la curación del dolor por la emergencia climática, que han aumentado el valor de la gente y la energía para hacer el trabajo del cambio climático. El trabajo de sanación ocurre mejor dentro de una red de personas que se apoyan mutuamente para darse cuenta, compartir y liberar sentimientos de pena por la emergencia climática. El proceso de curación de fácil acceso tiene lugar en un entorno estructurado de forma segura. La gente se vuelve hábil para usarlo. Las herramientas pueden ser compartidas con nuestras comunidades y organizaciones locales. Nuestras herramientas incluyen información sobre cómo crear redes que puedan apoyar el trabajo en curso para sanar el dolor por la emergencia climática.