Las personas católicas, practicantes o por herencia cultural, vivimos en Naciones de todo el mundo. Cada uno valoramos nuestra “casa común” en esta magnífica tierra y en todos sus pueblos. Atesoramos toda la creación. “El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de reunir a toda la familia humana, para buscar un desarrollo sostenible e integral, ya que sabemos que las cosas pueden cambiar.” (La encíclica del Papa Francisco, Laudato si, 13)
Un tercio de las personas católicas en todo el mundo que viven en Canadá, Europa y Estados Unidos, y la mayoría de estas personas católicas, dos tercios, viven en el Sur global. Esto incluye América Central y del sur, México y el Caribe, África, Asia meridional, central y el Medio Oriente. Es en estas naciones del Sur global donde se viven las consecuencias más directas y severas del cambio climático: inundaciones, sequías, patrones meteorológicos severos, contaminación del agua y del aire. Las consecuencias del cambio climático impactan las tierras, la salud y la supervivencia de las personas, su vida cotidiana y sus economías. De manera similar, es dentro de las naciones dominantes donde el impacto del cambio climático lo resienten más los indígenas y las personas de color—primordialmente mujeres, gente jóven y las personas que viven en pobreza, quienes son las que se convierten en los pueblos migrantes del mundo.
Para acabar con el cambio climático será necesario tener una imagen más amplia de quiénes somos y de la historia de nuestra gente. La reparación de nuestro planeta y la curación de nuestros pueblos de los efectos del cambio climático requerirán una mirada directa al genocidio, la colonización, la esclavitud, el imperialismo y la dominación/sexismo masculino. Esta tarea, requerirá que las personas católicas europeas examinen su propia historia compleja de opresión en Europa y cómo esto las hizo vulnerables a reproducir dicha opresión sobre los pueblos y las tierras que encontraron. Cuando las personas católicas han sido atadas a las Potencias Imperiales, debemos entender nuestra vulnerabilidad subyacente a la codicia, el poder y el daño subsiguiente a nuestro planeta.
Sin embargo, no importa cuánto hayamos sufrido por la opresión, la destrucción actual del clima nos obliga a priorizar las necesidades y los intereses de aquellos que actualmente son los más gravemente afectados por las amenazas climáticas actuales: mujeres, jóvenes, indígenas, personas de color y las del Sur Global y estos mismos grupos que viven en las naciones dominantes.
Debemos escuchar a aquellos que poseen sabiduría y que tienen otras percepciones sobre la tierra, pero cuyas voces han sido marginadas deliberadamente. Esto significa entender la Doctrina del Descubrimiento, entender cómo dicha Doctrina se convirtió en un modelo para robar los recursos naturales de los pueblos indígenas -quienes fueron objeto del racismo-, y cómo ayudo finalmente a la creación de tierras, agua y aire, tóxicos. La Doctrina del Descubrimiento fue acompañada de la indiferencia hacia el genocidio de los pueblos indígenas quienes siguen siendo objeto del racismo y cuyas vidas se consideran prescindibles.
Debemos enfrentar y entender lo destructivo que es nuestro sistema económico y sus instituciones sociales . Los patrones de codicia y explotación afectan ahora a todo el mundo. La dinámica de la codicia ha creado el exceso de consumo y desperdicio por parte de algunos países, y la falta de recursos básicos para vivir en los otros pueblos.
Debemos escuchar a las mujeres en todo el mundo, como cuidadoras primarias. Se puede confiar en que las mujeres van preservar el planeta para sus hijos.
Resolver la crisis climática significará confiar en las conexiones más profundas que podamos construir entre las personas. Podemos reclamar nuestra humanidad y las conexiones mas profundas entre notros y la creación. Dicha conexión se encuentran en el centro de nuestra religión católica, inmersa en la cultura y los pueblos a través del tiempo, las Naciones, las razas, etc. Como personas sabemos que dicha conexión original existe sin importar cuán distorsionada o confusa se hayan vuelto en esta sociedad ahora motivada por las ganancias sobre las personas.
Debemos rechazar y poner fin a la separación que mantiene a los grupos dominantes ignorantes sobre el impacto del cambio climático en los pueblos indígenas y las personas de color. Debemos escuchar y seguir el ejemplo y liderazgo de los más afectados.
Nuestras experiencias históricas nos han herido emocionalmente, y nuestro trabajo para detener la destrucción del clima será mejor cuando nos recuperemos de las heridas. La sanación de ellos incluirá lo siguiente:
- Comprender que somos buenos y que amamos al mundo
- “Aprender a aceptar nuestro cuerpo, a cuidarlo y a respetar su pleno significado” (Encíclica del Papa Francisco, Laudato Si’)
- Ser cada vez más compasivos y actuar en solidaridad con los demás
- Asegurarse de que nadie se quede atrás
- Desafiar cualquier negación de que el cambio climático es real
- Desafiar la desesperación con la esperanza de la comunidad
- Entender que nuestras luchas están arraigadas en el pasado
- Interrumpir nuestros intentos de “escapar”, especialmente detener el consumo excesivo
- Poner fin a nuestra dependencia personal de los combustibles fósiles, los pesticidas y los plásticos; poner fin a nuestras prácticas de derroche de energía
- Reconocer que los sistemas de explotación son el problema y que las personas son lo suficientemente poderosas para transformarlos
- Tener el valor de ser vulnerable
- Recordar que estamos sanando el planeta por el bien de los niños y niñas del mundo
- Recuperar nuestra integridad sin miedo
- Comprender la doctrina del descubrimiento lo suficientemente bien como para poner fin a sus impactos
- Llegar con orgullo a todas las personas católicas
La gente de la herencia Católica del mundo estamos en un momento significativo donde podemos unirnos con aliados de todas partes para sanar y reparar nuestro amado mundo. Para apoyar este trabajo de “Compromiso con todas las formas de vida” (SAL), proporcionando las herramientas a través de la escucha y ayudando a la curación del dolor emocional y la opresión como una causa común para acabar con el cambio climático y todo el daño que hemos hecho al planeta.
* La doctrina del descubrimiento es un conjunto de documentos que establecieron una justificación espiritual, política y legal para la colonización y la incautación de tierras no habitadas por cristianos. Se ha invocado desde que el Papa Alejandro VI emitió la bula papal “Inter caetera” en1493.