Las mujeres somos cuidadoras primarias. Nuestro trabajo hace posible que los humanos sobrevivan y florezcan. Creamos una red de relaciones de apoyo. Creamos comunidades.
La emergencia climática y otras destrucciones ambientales directa y desproporcionadamente nos impactan a nosotras y al trabajo esencial que hacemos. Amenazan fuentes de comida y agua. Ponen nuestras redes de apoyo en caos.
Como mujeres tenemos un estatus socioeconómico más bajo y con menos poder que los hombres. Cuando hay un desastre climático, generalmente confrontamos retos mayores y lo hacemos sin el apoyo que necesitamos para recuperarnos. Las mujeres que enfrentan opresiones múltiples—mujeres indígenas, mujeres del Sur global, mujeres de color, mujeres pobres, mujeres con discapacidad, mujeres jóvenes—son las más afectadas.
El cambio climático crea instabilidad social. La violación sexual y otras formas de violencia sexual aumentan. En América del Norte, la construcción de nuevas tuberías para combustibles fósiles (por ejemplo, el Keystone XL y Dakota Access) crean grandes asentamientos en áreas geográficas aisladas que principalmente son pobladas por hombres. Esto da por resultado el tráfico de seres humanos y violencia sexual. Muchas de las víctimas son mujeres indígenas que viven en los territorios donde las tuberías se construyen.
Muchas mujeres en el Sur Global participan en agricultura de subsistencia. Ellas producen 40-80% de la comida, además de recolectar combustible y agua. (Las mujeres y niñas son responsables de recolectar agua en más de 2/3 de los hogares). Con el aumento de sequías, inundaciones y otros eventos erráticos del clima, la carga de trabajo sobre las mujeres aumenta. Es más difícil satisfacer las necesidades de comida, agua y energía de sus familias. También es más difícil generar ingresos u obtener una educación.
Según las Naciones Unidas, el 80% de las personas desplazadas por el cambio climático son mujeres. Sin embargo, las mujeres constituyen menos del 30% de los cuerpos negociadores nacionales y globales que deciden las políticas públicas. Las mujeres son brillantes. Nosotros entendemos la importancia de las relaciones humanas. En vez de destruir, sabemos crear. Debemos ser centrales en la solución de la emergencia climática.
Además de dañar las vidas de mujeres y hombres, el sexismo y la dominación masculina interfieren con la solución de la crisis climática. Pero las prácticas de “Compromiso Con Todas las Formas de Vida”—escucharnos mutuamente sin interrupción y apoyar el proceso natural de sanación de cada una (riéndose, llorando, hablando, temblando)—permite a mujeres y hombres curarse del daño causado por el sexismo y la dominación masculina. Esto cambia la dinámica del poder, haciendo posible que las voces de mujeres sean centrales en la toma de decisiones, y que las mujeres y hombres sean aliados fuertes para terminar con el cambio climático.